De vuelta al trabajo

Hacía ya casi un año desde que había iniciado una etapa que muy pocos hombres eligen, había decidido cuidar a su hija y ejercer el papel de amo de casa.
Era una oportunidad para dejar de asumir unos horarios impuestos y fijarse más en los marcados por los ritmos vitales de su hija.
Hoy había quedado con unos compañeros para visitar a un cliente, quería ir poniendo en marcha otra vez el cuerpo a fin de acostumbrarse a la rutina laboral.
Eran las diez de una mañana fría y estaban puntuales frente a la oficina del cliente.
Al entrar y desprenderse del abrigo, los demás notaron algo extraño: No se había quitado el pijama.

¡Como está la vivienda!

ZARAGOZA: SE VENDE BUHARDILLA RESTAURADA Y AMUEBLADA, MUY LUMINOSA, TECHO VIGAS REVESTIDAS (acolchadas la parte más baja a ras de suelo), BOMBA DE AIRE CALOR Y FRIO, DOBLES VENTANAS CON MOSQUITERAS, PUERTA BLINDADA, ASCENSOR ...


Precio: 135.000 € Superficie: 30 m2 (para una persona de estatura normal calculo 17 m2 útiles)


(omito nombre y teléfono para no colapsar la centralita)


Leyendo anuncios como estos me abordan recuerdos de otros lugares donde poder gastar el dinero en ladrillos.


Desconocidos

El bar el hotel permanecía casi desierto, la luz y el silencio conformaban un ambiente agradable.
Sentado en una mesa un hombre tomaba un café mientras hacía anotaciones en su libreta.
Al otro lado, en la barra, una chica fumaba un cigarrillo. Parecía esperar a alguien aunque ni por un momento miró su reloj.
De vez en cuando se dirigían miradas aunque estas no acertaron a cruzarse.
De repente él apuró de un sorbo el café, se acercó a la barra, pagó su café y dirigiendo una mirada a la chica arrancó una hoja de su libreta y se la entregó.
Cuando ya se dirigía hacia su habitación notó que algo vibraba en su bolsillo, un número desconocido y una voz de mujer al otro lado.
- Me llamo Dafne y nunca creí dejarme conocer así sin cruzar una mirada

Vida en compartimentos

Cierto día conoció lo inevitable de la pérdida y la consiguiente entrada en un túnel axfisiante y oscuro, sin señales que indicaran a cuanta distancia se encontraba el otro lado, y en la que tenía que poner a prueba su instinto y su resistencia.

Ahora se podía decir que disfrutaba de estabilidad, había diseñado una vida en compartimentos estancos urgida por la necesidad de una cierta seguridad dentro de un mundo convulso.
Su objetivo era claro: maximizar su “felicidad”.

Esta no era una construcción que requiriera poco esfuerzo y exenta de problemas, pero el horizonte del peligro activaba los resortes que generaban la energía extra que necesitaba para continuar.

Cuando conseguía crear uno de estos espacios a su gusto, trataba de disfrutarlo al máximo, durante un tiempo vivía en él en cuerpo y alma, aún teniendo un ligero pesar por descuidar el resto.

Lo tenía todo bajo control: A la señal de alarma que sugería la necesidad del cambio, recogía las cosas que quería conservar, salía y cerraba la escotilla, con una medida pena, y al poco tiempo el compartimento comenzaba su invariable inundación.

Pero un día no se sabe porqué, la evacuación no estaba siendo lo rápida que debía (la alarma no sonó ..., los sensores no detectaron ..., en fin, lo que muchas veces se denomina un fallo técnico) y el control del sistema cerró automáticamente la escotilla, y de repente todo se volvió oscuro.

Esta vez se había quedado al otro lado y conocía las consecuencias.Recordó entonces aquella vez que pudo con mucho esfuerzo recorrer aquel túnel axfisiante y oscuro hasta volver a alcanzar la luz.

Empatía

Observaba a los demás, era su juego favorito.
Analizar sus gestos, prever sus reacciones, imaginar sus sentimientos le causaba cierta agitación interior que le hacía sentirse viva.
A veces intentaba reproducir esos escenarios en su pensamiento cambiando al personaje por si misma.
Así era, pero un día sucedió algo extraño: Igual que al aprender otro idioma llega un momento en el cual piensas sin traducir, empezó a sentir algo que no parecía proceder de su cabeza. Sus sentidos parecían haber extendido sus terminaciones nerviosas hacía las personas que se hallaban a su alcance.
Y llegó el día en el que no supo diferenciar si lo que sentía era elaborado por su pensamiento o realmente se encontraba dentro de la piel del otro.
Fue entonces cuando dejó de interesarse por si misma y de sentir lo propio,y como si se tratase de una serpiente que muda su piel, abandonó su cuerpo, que dejó de respirar y se instaló definitivamente en los demás.