¿Algo fresco para el calor?

Era verano, una de esas tardes de calor sofocante que casi no te dejan respirar.

Llevaba una carpeta en la mano, dentro los papeles de un asunto que la tenían un poco agitada.

Impulsivamente entró en el local y tomó asiento en la mesa al lado del ventanal.

Allí se estaría fresquito y le vería llegar, ya que había una amplia vista de la calle.

Cuando se acercaron para atenderla pidió un granizado de mandarina.

La dependienta puso una cara entre extrañada y divertida que no supo explicarse, menos cuando le dijo que no tenían granizados.

- Fuera pone granizados...

- ¿Perdona? ... , ¡lo que pone es barnizados!

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