Thanksgiving Day

Se sentía sola, la necesidad de ser madre la abrumaba.
Tenía unas creencias religiosas tan arraigadas que gran parte de su vida giraba en torno a la iglesia.
Dios no la había dotado de un mal físico en su juventud, pero la ansiedad por la ruptura con su novio, tras una espiral de voracidad incontrolable la había convertido en talla XXL que ahora le impedía encontrar con quien compartir sus sueños.
Decidió redirigir su búsqueda, su esperanza era inagotable.
Internet le proporcionaría la puerta para entrar en contacto con gente.
Así tendría la oportunidad de darse a conocer sin el inconveniente que suponían los prejuicios por su aspecto.
A pesar de las dudas que puede generar moverte en los ambientes virtuales, donde nunca puedes sentir el suelo bajo tus pies ella decidió dejar que su corazón la guiara.
Tal como había supuesto no tardó en sentir afinidad por alguien.
El era americano como ella, pero se encontraba lejos, estaba desplazado en África por motivos de trabajo.
Durante días se volcó en alimentar sus sueños.
De los mensajes pasaron al teléfono y pronto hablar con él se convirtió en una necesidad. Era ella quien llamaba, porque desde África las comunicaciones eran complicadas. Su vida cobraba sentido. Sus profundas creencias religiosas chocaban con algunas de las situaciones a las que se enfrentaba, pero su ilusión le hacía ver una luz donde siempre había visto sombras, no se le pasaba por la cabeza desaprovechar esta oportunidad.

Se acercaba el momento del regreso a Norteamérica y esa perspectiva acrecentaba día a día su ilusión. De repente algunos problemas económicos en el proyecto le impedían volver a casa. No sabía en cuanto tiempo podría resolverlos y la espera se hacía eterna. Le pidió algo de dinero prestado para poder adelantar su vuelta. Ella creía en su sinceridad pero en su entorno empezaron a sembrar dudas.

Una mañana de primavera, mientras hablaban, un pensamiento cruzó su mente, un recuerdo de su infancia, el olor a pavo asado
- Jhon, hoy voy a casa de mis padres para celebrar Thanksgiving Day, ¡me gustaría tanto que estuvieras aquí para celebrarlo!
- A mí también me encantaría ¡no te imaginas cuanto!
Ni ella sabía porque había dicho eso, pero nada más decirlo ante la respuesta de él todas sus esperanzas se esfumaron de repente. Sintió que sus ánimos se desvanecían e incluso las piernas le temblaban.
Ningún americano puede ignorar que Thanksgiving Day es una fiesta otoñal, un día muy familiar que paraliza el normal discurrir de la vida norteamericana.
Su pequeño mundo que en poco tiempo estaba tomando un color desconocido se convertía en un borrón negro.
¿Qué haría ahora?

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